Mucha gente pregunta a Zev Robinson por qué aparecen tantas manos en sus documentales sobre la cultura del vino. Zev contesta que cómo se puede entender el vino sin entender esa pregunta.
Unas manos cansadas y castigadas por tanto trabajo en el campo a lo
largo de toda una vida. Unas manos que lo dicen todo y que ahora
descansan, ya jubiladas.
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