Ninguna de las dos tiene fácil digestión y en mi familia siempre se han comido en ocasiones especiales donde se reúne la familia alrededor del caldero de cobre. Después de una hora de cocción, el tío Pepe es siempre el encargado de removerlas hasta que se quedan a terrones.
Van acompañadas de productos derivados del cerdo, de pimientos verdes y de bacalao.
Una vez catadas y aprobadas por la hermana mayor, pasamos a la mesa. Sin olvidarnos de servir las gachas con ajoaceite.
¡Buena digestión!
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