Tuve un amigo a final de los 70 que viajaba mucho por su trabajo.
Apasionado de la gastronomía, siempre me contaba lo que se comía por el
extranjero. Ya entonces había probado en los mejores restaurantes comida
china, curry, sushi, kosher, incluso me contó que había por América
gente que no comía carne! Pero siempre acababa con lo mismo: "Albertina,
no hay nada como las lentejas de mi madre". He pensado en esa frase
muchas veces y hoy quiero recordar a todas nuestras madres que han hecho
maravillas en la cocina para alimentarnos.
Porque hasta que no dejan la comida preparada no salen a comprar.
Porque saben preparar en nada algo apetecible que saben te va a gustar, y siempre tiene a punto algo para comer.
aunque sea un simple hervido.
Sin lujos ni sofisticación en las despensas.
¡Espero que os haya gustado y Feliz Día de la Madre!
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